“Me acuesto en paz y en seguida me duermo, porque sólo tú, Señor, aseguras mi descanso”. Salmo 4:9 |

Todo sucede para el bien de los que aman a Dios |
Todo, venga de donde venga, el Señor lo cambia en bien. Todo, sea agradable o sea doloroso, e incluso trágico.
El mal puede venir de causas muy diversas: Maldad ajena, causas naturales, deterioro corporal, culpa personal, etc.
A Jesús le sobra sabiduría, poder y amor para sacar bien de cualquier mal. El bien espiritual, siempre. El bien temporal, si conviene, también.
El hombre de fe viva asume todos los sucesos como “oportunidades”:
- para madurar en el seguimiento de Jesús,
- para crecer en la confianza y abandono total en Dios,
- para comprobar una vez más el amor que El nos tiene.
No te preguntes nunca “por qué” me sucede a mí estas cosas: Pregúntate siempre “para qué” o “qué espera Dios de mí” en tal caso.
y El hará lo demás para tu bien.