Archivo de la etiqueta: Fe

¡En qué Jesús creemos!

Nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre
«¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre?»
Mateo 16:13
¡En qué Jesús creemos!
«¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre?
¿Quién dicen que es?»

Las dos preguntas siguen abiertas actualmente. Seguramente nuestra respuesta a la pregunta de Jesús es, como la de Pedro, teológicamente correcta: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo», el «Salvador de la humanidad». Son muchos los que responden adecuadamente, pero pocos los que comprometen la vida en la respuesta.

Tenemos que preguntarnos en qué Jesús creemos. ¿En el milagrero? ¿O en el que vino a servir y a liberar, y no a ser servido?.

La confesión de fe es fundamental. Es el punto de partida para organizar la propia vida, la forma de actuar en todos los campos en que nos movemos: familiar, social, económico, político, religioso.

Creer en Jesús no se puede reducir a acumular una colección de títulos relacionados con su persona. Creer en Jesús es hacer una opción fundamental por su persona, por su estilo de vida, por la Buena Noticia que anuncia. No basta que la confesión de fe en Jesús sea correcta. Hace falta que, además, sea coherente con su vida y con su enseñanza. El seguidor de Jesús no se puede contentar con la mediocridad; con el cumplimiento de unas fórmulas de fe correctamente pronunciadas.

Olvidamos fácilmente, que ser discípulo de Jesús no consiste en «creer algo», sino en «adherirnos a Alguien». Se llama Jesús de Nazaret, que es «camino, verdad y vida». La pregunta: ¿Quién dicen que es?, revierte sobre nosotros mismos, que nos confesamos discípulos y seguidores de Jesús. Se nos exige una respuesta sobre nuestra identidad. ¿Soy yo quien digo que soy: discípulo y seguidor de Jesús? ¿En qué lo manifiesto?.

Es muy importante tener claro en qué Jesús creemos, a qué Jesús seguimos; cómo damos vida al proyecto que Jesús nos ofrece de persona, de discípulo, de ciudadano de la ciudad terrena.

Señor,
también ahora son muy variadas las opiniones sobre tu persona y tu mensaje, pues parece que todos, creyentes o no, sabios o menos cultos, bien intencionados o mal pensantes, se atreven a opinar sobre Ti.
Señor,
dame sentido común, prudencia sabia y visión sobrenatural, para no dejarme llevar de las opiniones o teorías, tan subjetivas como equivocadas, tan ignorantes y atrevidas como retorcidas e interesadas.
Señor,
con San Pedro me reafirmo en mi convencimiento, histórico y racional, sobre tu personalidad humana y divina, y me acojo a la fe profunda y firme, gozosamente comprometida con el Bien y la Verdad, para decirte, una vez más: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Mateo 16:13-20
Evangelio según San Mateo – Capítulo 16
Profesión de fe y primado de Pedro
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?».
Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas».
«Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?».
Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo».
Y yo te digo: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te dará las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo».
Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.

La Verdad de Dios

La Verdad de Dios

La fe que Dios te ha dado
no la fundamentes
en el testimonio de persona humana.

Es demasiado sublime y sobrenatural
para apoyarla en la espalda de persona alguna
por buena que sea o que parezca.

El mundo de Dios
sólo se apoya
en la veracidad de su propia Palabra.

Incluso el más justo cae fácilmente;
su testimonio es signo solamente
de su buena intención y de su esfuerzo.

Ningún hombre
es el intérprete ajustado
o el soporte absoluto
de la Verdad de Dios.

La fe

La fe

La fe es un oasis en el corazón
al que nunca llegará la caravana del pensar.

Es un don de Dios
y, por serlo,
desborda tu raciocinio y tu discurso.

Anida suavemente en tu corazón
y sólo si la hostigas escapará de ti.

No enfrentes tu razón con Dios;
El está por encima de tus argumentos.

Acógele con sencillez y gratitud
pues la fe te conduce
a la total inteligencia de lo inmortal.