Feliz Año Nuevo
“El Señor te bendiga y te proteja,
haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda su favor. Que el Señor te mire con benevolencia y te conceda la paz” Números 6:24-26 |
Al término de este año y a punto de comenzar el nuevo, estamos invitados a reemprender nuestra capacidad de crecer como personas, como grupo humano y como Iglesia. Y para lograrlo, Dios nos ha entregado ya, en primer lugar, la vida de su Hijo Jesús, que es Buena Nueva de Salvación. Pero al mismo tiempo, Dios entabla un diálogo concreto con cada persona a través del Espíritu Santo.
Dios nos habla mediante dos lenguajes complementarios: su consuelo y su silencio. Cuando Dios nos habla, nos descubrimos profundamente amados, perdonados, sanados, llamados y enviados, y esto es la vida y la alegría. Y cuando Él se calla (su silencio), nos encontramos interpelados para que seamos nosotros mismos y para que dejemos a Dios ser Dios, y no un Dios a nuestra medida.
Que nos atrevamos a re-encender la vida en el amor, el servicio, la solidaridad y la esperanza.
«la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Esa Palabra es renovadora. Es fortaleza. Con Ella, con Jesús, nunca podremos ser pesimistas en las metas que nos propone Dios. Por ella y con ella podemos lograrlo.
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