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Domingo de la Ascensión del Señor

Los enviados somos hoy nosotros
«Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación»
Marcos 16:15
Domingo de la Ascensión del Señor
Estamos en el Domingo de la Ascensión del Señor, Jesús asciende a la Casa del Padre y a los Discípulos (de ayer y de hoy) toca hacer caminos acompañados con la fortaleza del Espíritu Santo para ser testigos de Cristo. La Ascensión del Señor invita a hacer camino sin necesidad de la presencia física de Jesús, sino fiados en la amistad que hace del encuentro personal y comunitario con El.
«Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.
El que crea y se bautice, se salvará»
El envío de Jesús continúa, lo que cambia son los enviados. Cada discípulo, al ser bautizado, recibe el envío de misión. En nuestros procesos de iniciación cristiana, el mandato misionero de Jesús está prácticaente ausente. Los bautizados, lo que reciben la primera eucaristía, los que se confirman, los adultos, no han asumido el envío misionero, como parte fundamental de su condición de discípulo de Jesús.
La celebración de la Ascensión nos remite al envío misionero de Jesús en el momento de su elevación al cielo. Nos remite también al momento en que entramos a formar parte de la comunidad de sus discípulos en el bautismo. Aunque no se nos dijo en ese momento: «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación», por el hecho de ser bautizados nos incorporamos al inmenso número de los enviados.
La Ascensión de Jesús será también nuestra ascensión si nos hacemos acompañar por toda nuestra realidad. Nuestra cotidianidad será nuestro trampolín. No será un lastre. Al contrario será el impulso que necesitaremos para poder irrumpir gloriosamente también nosotros en las praderas del cielo.
Mandato misionero
Entonces les dijo: «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán».
Ascención del Señor
Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.

La Ascensión del Señor

Jesús sube al cielo
«los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos»
Hechos de los Apóstoles 1:9
La Ascensión del Señor
Por fin ha llegado el momento de la despedida. Jesús sube al cielo en presencia de sus amigos más íntimos, los Apóstoles. Su misión terrena había terminado. Ahora son ellos los que tienen que proseguirla.

Y para ello les despide comunicándoles por fin plenos poderes para que evangelicen por el mundo entero, y a los que crean los bauticen en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Con pena, pero con esperanza en la promesa del Espíritu Santo se retiran a sus tareas, hasta que el Espíritu de Jesús les transforma y les lanza por el mundo.

«Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos»
Mateo 28:19

La Ascención de Jesús no invita a huir de este mundo. Invita a contemplar al que ha realizado ya el camino, pero con los pies en la tierra. Sobre esta tierra, cada discípulo ha de recorrer la misma ruta de Jesús y revivir la misma historia.

La pregunta nos apremia ¿Qué hacen acorralados en los templos, apiñados en los grupos? La orden de Jesús resucitado es: «Vayan», «Sean testigos». La orden es para ti, discípulo, comunidad, grupo que te dices de Jesús.

Jesús
¡Qué maravilla y qué desastre es tu iglesia!
Vives en nosotros por medio de tu Espíritu,
pero te impedimos llevar el timón de nuestra vida.
Tus enseñanzas nos llevan a puerto seguro,
pero con frecuencia nos desviamos del camino.
Creaste una comunidad de apóstoles y discípulos,
pero somos débiles y no cumplimos tu misión.
Ten misericordia y ayuda a tu Iglesia,
guíanos siempre en la dirección adecuada.

Amén

Mateo 28:16-20
Evangelio según San Mateo – Capítulo 28
La misión universal de los discípulos

Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de el; sin embargo, algunos todavía dudaron.

Acercándose, Jesús les dijo: «Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo».

Vayan y sean testigos

«Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos y bautícenlos
para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo»

Mateo 28: 19
Vayan y sean testigos
Serán testigos míos hasta los confines del mundo, es la última palabras de Jesús a los discípulos en el evangelio de Mateo: «Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos y bautícenlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo» (Mateo 28: 19). A cada generación de discípulos le repite Jesús la misma orden.

Jesús realizó su actividad sanadora, liberadora, reconciliadora, sobre esta tierra donde nos movemos los discípulos, cuya gloriosa Ascensión celebramos hoy con júbilo.

La Ascensión de Jesús no invita a huir de este mundo. Invita a contemplar al que ha realizado ya el camino, pero con los pies en la tierra. Sobre esta tierra, cada discípulo ha de recorrer la misma ruta de Jesús y revivir la misma historia.

La orden de Jesús resucitado es: «Vayan«, «Sean testigos«. La orden es para ti, discípulo, comunidad, grupo, que te dices de Jesús.

Mateo 28: 16-20